Fábulas Cortas
¿Qué son las fábulas? Pues son unos relatos cortos, que por cierto, la mayoría de las veces suelen basarse en historias de animales que se utilizan como recurso didáctico para enseñar con virtudes y defectos en historias a los niños o cualquier persona.
Las fábulas estimulan a los niños para que descubran nuevos mundos en base a experiencias de fábulas que les hemos contado. Así, desde bien temprano ellos adquieren sus propios valores para comprender como funciona el mundo y estimulen su curiosidad.
Detrás de una narrativa fresca y amena se encuentra una riqueza literaria capaz de aleccionar e increpar a más de un oyente. Te hablamos de los conocidos relatos denominados fábulas. Por ello, hoy te presentaremos ejemplos de fábulas cortas y su alcance.
Este recurso literario es una noble herramienta que sirve para introducir enseñanzas y reflexiones de una manera sutil pero contundente. Su carácter narrativo se adapta a cualquier público, por lo que la hace una herramienta ideal para enseñar valores.
No se trata de un recurso dedicado exclusivamente a un público particular por lo que forman parte de la cotidianidad. Las fábulas cortas se integran como recursos en métodos de crecimiento personal y grupal por lo apropiado de su estructura.
¿Qué es una fábula?
Una fábula es un relato breve que utiliza la presencia de un narrador en tercera persona que comunica las situaciones que transitan los personajes de la historia. Verás con notoriedad en muchos ejemplos de fábulas cortas que estas se desarrollan a la brevedad y de manera atemporal.
Esta atemporalidad permite que la narrativa no se vuelva compleja sino lineal, para procurar la fácil interpretación y completar el fin de efectuar la enseñanza que procura. Posee un sencillo esquema que consta del inicio, que plantea el dilema que propone y el desarrollo, que puede resolverse o no, lo que muchas veces deja entrever el resultado conocido como: moraleja.
¿Quiénes son los actores o protagonistas de las fábulas cortas?
Para este recurso literario como podrás encontrar en innumerables ejemplos de fábulas cortas se utiliza la humanización de animales u objetos. Esto es, sencillamente que se le confiere carácter humanizado a estos seres que interactúan en el relato.
Esto se hace con la finalidad de no crear estereotipos o prejuicios, pues son acciones con carácter ficticio. Este carácter ficticio no se aplica al orden de las acciones que pretenden exponer situaciones de vicio o inmorales, sino, a que no refiere a ninguna persona o tiempo específico.
La intención implícita en las fábulas cortas
Podemos precisar en todos los ejemplos de fábulas cortas que su intención implícita es la de instruir de una manera franca, directa, personal, al mismo tiempo que libre. Esto obedece a que cada oyente podrá inferir y sustraer la enseñanza misma que le ha transmitido el relato.
Las fábulas se conciben para generar un contraste entre el comportamiento o la acción descrita y la realidad moral que debe prevalecer. Por ello, las fábulas cortas poseen un carácter moralizador, aleccionador y didáctico, sencillo pero contundente, que se les emplea recurrentemente en la educación de los infantes.
La Moraleja: el fin que se preserva después del final
La costumbre es que el fin es el culmen de lo que se realizaba. Sin embargo, en todos los ejemplos de fábulas cortas hay un elemento común y es que el fin es el principio de un cambio. Esta acción la produce la Moraleja: el fin que se preserva después del final.
La Moraleja es la enseñanza que procura el relato que se ha escuchado. Es el producto directo de las acciones que se sucedieron y lleva implícita la enseñanza moral que debe generar un impulso de reflexión o cambio.
La palabra Moraleja proviene del latín “Morālis” y persigue un aprendizaje sustraído a partir de la enseñanza de la narrativa de la fábula. Estas no quedan a libre interpretación del público, sino que se estructuran en una pequeña frase o estrofa que suele rimar.
Las moralejas no son críticas, son en contraparte una especie de consejo que puede aplicarse para generar cambios conductuales inapropiados. Esto es lo que hace que los ejemplos de fábulas cortas sean tan apropiadas para educar y reencauzar comportamientos.
Ejemplos de fábulas cortas para compartir
El número de fábulas aleccionadoras es amplio. Te compartiremos unos cuantos ejemplos de fábulas cortas para que compartas la grandeza de este sencillo pero inigualable recurso de la literatura universal.
1.- El Burro con piel de León
Érase una vez un burro que encontró una piel de león en medio del campo:
“Con esta piel podré disfrazarme de león y asustar a los demás animales”, pensó entre risas.
El burro se puso la piel del león y recorrió el campo disfrazado. Al verlo, las personas y los animales corrían aterrorizados. ¡Pensaban que el burro era en realidad un león!
Un día, el burro estaba tan orgulloso de su hazaña que dejó escapar un fuerte rebuzno.
Cerca, había un astuto zorro que no podía ser engañado.
—Quítate ese disfraz, burro descocado —dijo el zorro—. Pareces un león, pero por la forma en que rebuznas, solo puedes ser un burro.
Moraleja: Sé tú mismo, no pretendas ser lo que no eres.
2. El León y el Ratón.
Fue un día con mucho sol, el león se encontraba perfectamente dormido cuando un pequeño ratón pasó por su alrededor. Iracundo, el león tomó al ratón con sus enormes garras y cuando estaba a punto de aplastarlo, escuchó al ratoncito decirle:
—Déjame ir, puede que algún día llegues a necesitarme.
Al león le produjo una gran risa estas palabras, por lo que decidió soltar al pequeño ratón.
Al cabo de unas pocas horas, el león quedó atrapado en las redes de unos cazadores. El ratón, fiel a su promesa, acudió en su ayuda. Sin tiempo que perder, comenzó a morder la red hasta dejar al león en libertad.
El león agradeció al ratón por haberlo salvado y desde ese día comprendió que todos los seres son importantes.
Moraleja: No menosprecies a los demás, todos tenemos las cualidades que nos hacen muy especiales.
3. El Burro y el Caballo
Un hombre tenía un caballo y un asno.
Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada al asno.
Horas más tarde, el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!
Moraleja: Cada vez que no ofreces tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Ya ves lo sencillo que puede ser, anímate a crear tu propia fábula corta y deja plasmada una gran moraleja que aprender y practicar.
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